lunes, 26 de noviembre de 2007

Me armo

Como un rompecabezas.
Como el estallido después del golpe, juntando pedazos de sombras y aciertos vuelvo a reacomodar los nombres y los sitios.
El hueso en la base. Las pestañas al techo.
Uno, ato y remiendo.
La pupila sin pasado.
El azul sin mancha.
Y un par de sílabas muertas que encantan los fantasmas antes de dormir.

martes, 23 de octubre de 2007

la vida en blanco

En medio del río. A punto de saltar. Balanceándome en el borde exacto que decide de qué lado voy a caer ésta vez. Sin dejar nada importante atrás. Sin tener nada importante delante. Reuniendo fuerzas para la última rebelión de la fiera. Para el grito más profundo y sordo. Solo la cuerda en el aire, el cielo debajo de los pies y el abismo que se estrella en el estómago.

viernes, 12 de octubre de 2007

Preguntas

Qué diría de ésta posibilidad entre las rutas. Qué diría de lo que trato de encontrar aunque me asusta. De lo que queda. De lo que sueño. De las uvas que me crecen en el pelo. De las marcas que tallo y que desando. Imposible saberlo de cara a éste abismo sin final. Nunca se puede adivinar lo que va a salir de sus labios secos y gastados. Por más que uno lo recorra, lo olvide y lo halle, lo maldiga o lo adore en la distancia azul de tantas noches. Por más que lo borde y lo decore con mimo y con respeto. Por más que lo apuñale con furia por la espalda. O me ría en su cara con desprecio. O lo ame con riesgo y sin caricias. No hay cómo adivinar esa cabeza inquieta ni ese sentir que late con la misma simplicidad de un soplo chueco. Por eso uno quiere llegar para quedarse. Para que las preguntas nos asalten a su lado, y conocer el tono de cada palabra entre sus canas. Por eso uno lo maltrata. Lo insulta. Lo maldice. Porque si no lo hiciera, sabría que es casi dios y el universo. Y ningún ego resiste tanto peso.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Las prisiones del alma

Es la última lágrima que duele. Es el último golpe que con el aire, el aire me golpea. Nunca más la que fui. Nunca más herida por lo que no seré. De hoy en adelante, el pasto por pisar y por oler. De hoy en adelante el grito que aturda éste destino desencontrado y bobo. Que las cárceles teman por sus barrotes. O que mueran de pié, tiesos y firmes. La materia de la que estoy hecha es tan sutil que viaja en el aire como el polen. Tan fecunda como el viento que moldea la roca a su medida. Tan persistente, como el sonido de las olas en los espirales de marfil de un caracol sediento de agua. Para vos éste perfume imposible de sujetar. Para vos ésta sombra que se derrama para alcanzar su libertad.-

lunes, 10 de septiembre de 2007

Perdiendo el brillo

Me cuesta creer que ésto sea la vida. Y siento a veces que si la decepción matara, ya sería un cráneo hueco bajo el pasto. No puede ser que sea ir al super, pagar el gas, esperar el micro, sacar la basura, lavar los platos, tender la ropa. Me enojo porque esperaba otra cosa, algo distinto... No digo que no tenga su encanto revolver la sopa durante tres minutos. Jamás diría eso yo, que veo belleza hasta en los postes del teléfono. Pero tiene que ser algo más la vida... No puede ser tan insignificante y pequeña, tan intrascendente y ligera. Extraño el abismo al borde de la cama. El vértigo de éste lado de mi puerta. Extraño el vacío en el estómago de cuando me enseñaste a volar. El dejarme caer en otras realidades, en nuevos laberintos; hasta inventar el próximo giro. Ya no hay espacio en mi vida para el cielo. Y cuando cierro los ojos, no me veo.

sábado, 1 de septiembre de 2007

miércoles, 29 de agosto de 2007

Desde el invierno

Detrás del hielo, hay otras cosas. Tan simples y tan claras como el agua. Hay lugares que abrigan, donde se refugia la vida. Hay manos que acompañan el golpe para amortiguarlo. Y derraman caricias sin pensarlo. Hay detalles, sabores que se escapan de esa vieja cocina. Hay infancias que fueron de manera tan nuestra. Hay deseos gigantes. Hay palabras-llaves. Y hay cielo sin mentiras.

domingo, 26 de agosto de 2007

lunes, 20 de agosto de 2007

El rostro que estalla

Es un terremoto que hace polvo lo que soy y me libra a mi suerte, dejándome en mis manos por completo para que me reconstruya según mis propios sueños y mi humilde trabajo. Sin compasión, sin anestesia, ni bellas palabras. Es el golpe que despierta sin causar mayores males. El incendio que destruye toda obra, todo recuerdo y todo sentido. Me deja en la calle para que inicie nuevas obras. Me borra los caminos para que haga el mío. Me pone de frente a la hoja en blanco de toda una vida nueva por estrenar. Me desnuda para que pueda volver a elegir qué ponerme. Me deja sin palabras para que yo las descubra. Me enfrenta con mis posibilidades para que yo misma las explore y las amplíe. Me trae de nuevo a mí misma cuando estoy perdida. Y celebra que haya vuelto a casa después de tanta lucha. Es lo más real que he conocido. Lo más profundo y cierto. Lo más eterno. Puro impulso espontáneo y sin sentido. No responde a la lógica. No es premeditado. No puede acreditarse, ni suspenderse. Se desborda, se desliza, se cultiva y se comparte con la mirada cómplice de los juegos a escondidas. No se pide ni se quita. No se piensa en ningún momento. Se vive y se recuerda cuando falta un par de ojos abiertos de cara a la noche por venir. Quedamos sin palabras que puedan explicarlo. Pero el cuerpo lo habla en silencio absoluto. Traspasa la piel para abrir, una por una, todas las cárceles al alma. Alivia y salva.

domingo, 12 de agosto de 2007

viernes, 3 de agosto de 2007

Preocupan los muros

Sin ruido

Lentamente, el puñal cae sin temblar y se hunde en las carnes blandas. El tiempo se detiene en el destello del acero que arremete como una ráfaga de fuego al torpe cuerpo. Para cuando el golpe ha causado el máximo desgarro, los párpados han comprendido que ya estaban ciegos, muertos desde hace años esperando. No hay dolor. No hay resistencia. Solo un aceptar el escurrimiento tibio del sudor y la sangre que abriga el penúltimo momento. Así, de pronto el aliento se escapa. La mente se detiene. El pulso calla. El cuerpo se olvida y la vida se deja perder, de agotamiento y tedio. Con esa calma estoy. Agotada. Exhausta. Vacía. Sola. Esperando el porvenir después de la devastación. De las ruinas. Del campo arrasado y estéril. Después de la nada misma de donde vengo. Después de la destrucción total de éste mundo mío que cayó como un castillo de arena. Soy la única sobreviviente de un pasado y mil historias que no logro contar sin recordar el tiempo muerto. Detenido para siempre en el destello de aquel acero que dibujan mis ojos cerrados, clausurados, al sol del nuevo día.

lunes, 30 de julio de 2007

Si la noche hablara

Si la noche hablara, contaría de todas las puertas que no me animé a abrir. De cada latido que no supe descifrar. De cada gemido que no quise comprender. De cada sabor que me perdí.
Si la noche hablara contaría los pocos pasos con los que te fuiste. Las frases hechas con las que intenté confundirte. Las miradas que censuré antes de que pudieras descubrir.
Si la noche hablara, te contaría todo lo que soy cuando no estás. Cada debilidad. Cada secreto. Cada razón para esperarte. Para perderte. Para querer arrancarte del brillo fugáz de éste presente.
Si la noche hablara de tu recuerdo... se iluminaría de pronto, como el pleno día en que despierto.-

lunes, 16 de julio de 2007

La línea de los poros

De éste lado de la piel, las estructuras de hacen líquidos tibios. Y las oscuridades que me envuelven, bombean sus latidos al ritmo sostenido del aire. De éste lado de la piel, yo misma. Yo sola. Yo perdida. Recuprerada. Con la edad exacta de cada célula. De éste lado, yo presa y yo dueña completa de mis pasos. Afuera el mundo. Vos. Ellos. Los demás que quiero, olvido, cuestiono, espero. Siempre lejanos. Separados por una doble barrera de poros sensibles, los tuyos y los míos. Por eso es que me parecés pergamino indescifrable, enigma abierto, jeroglífico que ninguna mente brillante puede interpretar. Por eso no te entiendo a vos ni a tus palabras, pero sí tu soledad y tu dolor. Tu vacío. Tu límite de poros fuertemente enlazados como escamas. Tu coraza, tu pequeña jaula. Antes, jugaba a conocerte con las manos. Ahora, que te veo tan cómodo y seguro del otro lado de tu piel gastada, prefiero dejarte ahí. Tranquilo y solo como siempre estuviste, como siempre estamos todos, como sé que te gusta estar.

viernes, 6 de julio de 2007

Hubo y hay un par de soles faros en mi vida. Unos seres que aparecen un día de la nada para encender alguna llama pecho adentro. Algunos, llaman a la puerta con suspiros. Otros las traspasan con solo una mirada. Otros las derrumban con la fuerza de un huracán en plenilunio. Te salvan. Te resucitan y después desaparecen sin dejar miguitas en el camino.
Hubo y hay, un par de soles que se ocultan. Llamitas intermitentes que se sienten cabeza de fósforo y son hoguera.
Hubo también, y hay, un par de soles muertos. Que no alumbran, ni entibian, ni guían los pasos ciegos que voy dando por la vida.
Pero a todos..., a ése puñado de soles que tengo, que tuve o que recuerdo, les debo la vida porque estaba muerta. Les debo el aire, el color, la música, el vuelo, el pulso, la tierra, el alimento, el motivo, y el cielo.
Así que, gracias por dejarme el fuego.

jueves, 21 de junio de 2007

La vuelta

Una y otra vez gira ésta rueda. Atada, me confundo en sus vueltas. Cada vez llego en menos tiempo al mismo punto, y cada vez es más difícil evitarlo. Odio éstos ciclos de silencio. Odio ésta espera del milagro. Esta esperanza que todavía se acomoda en el sillón dispuesta a pasarse la vida entera mansamente. Odio éste nudo de palabras que trago, que espesa la saliva hasta impedir que el aire entre. Odio el ahogo al borde de la asfixia. Odio que no veas lo que enfrento por no enfrentarte. Y odio la chispa que vuelve con la intuición de tu rostro. Con el sonido de tu nombre. Con el recuerdo táctil de unos pocos rincones de tu cuerpo. Odio la calma que debiera ser grito. Odio las veces que me repito que no volverá a pasarme y sucede. Otro giro. Otro más. Sin respuesta. Ni mareos. Ni posibilidades de escapar. Otro giro para ésta tortura sin salida que no encuentra un final.

miércoles, 20 de junio de 2007

Las alas y la muerte

Con el peso de unas alas de cemento intento levantarme por milésima vez y solo consigo desgarrarme tironeando de cada nuevo impulso. Cuando me rindo, me río de mí misma. De cara al suelo, en medio de aquel tibio charco del primer elemento. No me duele el dolor, me duele mi propia ingenuidad, mi propia torpeza. Entonces, con el leve peso de unas alas de ensueño me disparo hacia todos las versiones posibles de un nosotros de cielo. Y hasta ahí vas distante, a desgano, con miedo. Ya no quiero más alas. Ni bordadas de oro. Ni tejidas con palabras. Ni apretadas a los tobillos con cientos de cadenas. Ya no deseo el aire, ni el vuelo de luciérnaga boba. Prefiero las piernas ancladas en la tierra. Las manos rotas curando las heridas, amasando el pan, desgajando lentamente cada día. Prefiero los ojos bien abiertos para poder ver qué lejos estás, cómo te vas diluyendo, como te dejo como a un vestido viejo.

lunes, 18 de junio de 2007

mujer con pañuelo rojo

Si pudiera colgarme de tu nube, de cara al tiempo eterno que perdimos... Si pudiera alejarme por un rato del suplicio tierno de cada vez que me quisiste... Si supiera encontrarte cuando muero y me levanto de mi tumba solo para seguirte de lejos, en las sombras del silencio...Si pudiera alcanzarte con un soplo, cuando me hundo en los pocos recuerdos que me diste, en las pocas palabras que gritaste, y en el brillo fugaz con que te miro...

jueves, 17 de mayo de 2007

miércoles, 16 de mayo de 2007

La distancia y las esferas

Juntos es lo mismo.
Somos dos islas en medio de un océano de nubes.
Apenas hay espacio para nuestras dudas y para tanto dolor.
Aunque me sostengas, no puedo evitar perderme. Caerme. Hundirme cada vez que trato de tocarte. Traspasarte cada vez que intento abrazarte. Confundirte si pretendo explicarte la muerte que bebo en cada taza.
Y si descorro un poco ésta pena densa y pegajosa, adivino la misma distancia en tu frente. Escondido. Aterrado en quien sabe qué rincones. Desconcertado entre todos tus reflejos. Atrapado en una maraña de palabras que se convierten en silencio cuando traspasan tus labios.
Somos dos islas y ni siquiera podemos acercarnos.

martes, 8 de mayo de 2007

viernes, 4 de mayo de 2007

miércoles, 2 de mayo de 2007

La sombra de las almas

Cuando la noche crece entre la vegetación sin fondo, cuando la humedad acuna mil insectos plateados, cuando se suspende el grito de las fieras hambrientas, una fogata y un hombre pequeño se entrelazan.
Otros más lejos, repiten un sonido extraño mientras giran sobre sus talones de barro. Cada uno lleva una braza encendida entre los ojos blancos.
El hombrecito su hunde en la música y el tambor multiplica sus latidos para que el mundo de las sombras se proyecte y la sangre devore el tiempo.
Él devuelve a las almas su último aliento, las libera de su prisión de tierra apisonada, las invita a bailar para olvidar que apenas son ceniza desmembrada. Para que recuerden la consistencia y el peso exacto de la carne, el calor del cuerpo cuando el sol abraza, las marcas de una piel que se estremece.
Aúllan de placer, pronuncian maldiciones, ríen carcajadas de estrellas, prometen pestes y plagas, besan con labios de sal a perplejos amados, escupen a los vivos, anuncian catástrofes tremendas, o susurran secretos que callaron por siglos.
Y ésos son sus últimos gestos humanos.
Para cuando amanece, el hombre pequeño, se volvió gigante. La fogata, dulce cascada. El sonido febril, eco sordo y vacío.
Las almas descansan ahora, cada cual, en su pobre nido.-

martes, 1 de mayo de 2007

Palabras

El poder de las palabras, es muy grande.
Pueden abrir o cerrar cien puertas y mil mundos. Pueden curar o sanar con el solo sonido. Pueden acercar o alejar, esconder o mostrar. Encasillar. Enredar. Condenar. Liberar. A veces, sin darme cuenta, quedo presa de mis propias palabras. Siempre que trato de definirme a mí, mi realidad, mis sueños, lo más importante queda afuera. Y yo, atrapada en mi mirada, mis rótulos, mis interpretaciones... completamente aislada del mundo, de la vida, de la realidad.
También lastiman, y lleva años reponerse del golpe. Porque de pequeñas puntadas de palabras se tejen los engaños más crueles. Y las redes son invisibles, pero difíciles de cortar.
Después de un sufrir un poco, se toman con pinzas. Su poder se diluye y se vuelven intrascendentes. Ahora sé que es mejor tener buena vista para ver lo que las personas hacen, que buen oído para escuchar lo que dicen.
Pero, lo mejor de todo, es cuando las palabras se hacen innecesarias.
Cuando una mirada lo descubre todo.
Cuando ocurre la magia con tanta intensidad que no necesita ser nombrada, convocada ni explicada.
Yo todavía no puedo encontrar las palabras para describirte.
Ojalá nunca las encuentre, porque prefiero éste brillo especial.
Éste temblor en las rodillas.
Éste tambor sin frenos en el pecho, cuando me acuerdo de nosotros y de todo lo que no puedo contar por el momento.

lunes, 30 de abril de 2007

Mientras nos miramos

Algo se desgarra.
Se quiebra.
Se desgrana en el silencio
inmenso
que nos separa.
Algo muere.
Y algo mata.
Por eso siempre somos nuevos después de cada encuentro.
Siempre otros debajo de la misma piel y el mismo rostro.
Pero estoy cansada y necesito una tregua.
Por eso trato de esconderme.
Porque todavía me queda un pelo de cordura. Un gramo de cuidados para darte.
Algún recuerdo que pretendo salvar.

La estrella

domingo, 29 de abril de 2007

Cortar los lazos. Quemar las naves. Mi golpe de gracia es quitarme de las relaciones que no pueden ser. Es sacar el cuerpo. El hoy. El perfume de tostadas y lluvia en la tierra. Es correrme sin despedirme del otro. Sin darle chance de rescate. Es alejarme de a poco, contemplar la muerte que cubre con su ceniza fresca y su alarido de ave de rapiña los sueños de un ayer desconcertado. Es quedarme a ver el cuerpo que se pudre. Es ver demaciado dolor y no poder hacer nada. Es mi solución final para cada nombre que no vale la pena recordar cada mañana al despertar sola como siempre. Es desenterrar cada germen. Bailar sobre mis huesos. Cuántas ausencias más podré soportar sin volver a acariciar la noche. Cuánto descuido dejaré pasar sin patear puertas con palabras de libertad. Cuánto más, no sé. Pero se acaba. Se seca. Sin remedio. Ni escándalo. Como si nada estuviera sucediendo.-

Astros

miércoles, 25 de abril de 2007

martes, 24 de abril de 2007

El recorrido

El recorrido suele ser circular. O mejor, espiralado.
De pronto una similitud fugaz, me atraviesa hasta confundirme.
Me encuentro con la misma situación repetida caleidoscópicamente al infinito. Con el mismo gesto en otro rostro. Con iguales palabras en bocas más breves. Con idénticos paisajes en otras geografías.
Y tiemblo.
O sonrío de manera cómplice al destino.
Pero si cierro los ojos para verme, tengo la certeza de que lo único que ha cambiado soy yo misma. Y es lo único que importa.
Mi paso es más seguro. Más claro. Menos errante. Más atento.
No es que sepa adónde quiero ir.
Es que sé quién soy y adónde no deseo volver.

domingo, 22 de abril de 2007

viernes, 20 de abril de 2007

La burbuja

Papelucho automático

Caigo sin querer sobre la brisa ciega que lo perdona todo, y aterrizo de frente entre sus palmas. No existen entonces ni golpes, ni melodramas. No existe ninguna sensación antigua. No hay peros ni te quieros ni golondrinas ni aplausos ni carrozas ni señales. Ahí entre los pelos más finos de los sueños calvos y ancianos, me espanto de la sangre congelada. De los párpados tiesos. De los huesos que quiebro con pies descalzos. No hay palabras. Ni calor. Ni nada que pueda cobijar de aquel infierno en que te espero sin creer que otra vez pueda sucedernos el invierno. Y arrollarnos sin pedir disculpas ni permiso. Y clavarnos de agujeros negros las idas y vueltas de éste y todos los instantes. Telón de fondo de la mañana que gira y me marea allá en la calle. Y acá el reloj tac tac bastón de ciego. Parpadeo del tiempo que no corre. Acá el aliento seco. Detenido. La gota de sed y sudor que baja por la espalda. El querer mirar sin ver lo que me hace callar en vos entes de pronunciar si quiera algún sonido. Sin mirarte tampoco, porque digo, tantas veces te miré y no pude verte. Distorsionado. Ajeno. Como sé que quizás sos, pero te desconozco en las derrotas. Bajando la cabeza blanca ante la gente. Te desconozco en ruinas y cobardía tibia o santa. En llamas. Pequeño y vulgar como cualquiera, equivocado, errante y sin voluntad de nada más que de dejarte llevar a donde decida el resto. Con las manos desechas y un orgullo rajado que apenas queda de aquel pasado brillante néctar. Lo lamento, no sé cómo llamarte, qué decirte solo puedo balbucear, hilar alguna sílaba sintiéndola cementerio y reír con ganas y pensar que no hay nada más atrás del ruido, los autos, los semáforos, apuros, distancias, clemencias, miserias, máscaras….tirá la tuya! Pero mantené el garbo. No voy a caer. No voy a salir corriendo, no voy a abrazarte lo sabés. Como cuando me quedé sin pasado y vos con toda tu desgracia cargada en la espalda. Y yo con tamaña libertad, con una vida en las manos y sin saber dónde ponerla. Dónde guardarla a salvo, dónde esconderla para que nadie me la vuelva a robar. Y ella ahí, queriendo soltarse, saltar las paredes, desatar los lazos y solo ser y ver, y vivir.

jueves, 19 de abril de 2007

Como de cuatro

A veces, me siento aterrada como si tuviera cuatro años. Con el mismo susto con que subía corriendo ésa escalera. Con el que miraba helada la oscuridad que se extendía más allá de los bordes de la hamaca. Con la respiración cortada y los ojos enormes para ver lo oculto en los espejos. Con el mismo temblor por dentro, y la misma parálisis por fuera.
Entonces, mamá explicaba que no existían los fantasmas. Que no había por qué temer. Que lo que creía ver, no era cierto.
Ahora lo imaginado cambió. Sé que no hay monstruos que vivan en las sombras. Ni cucos, ni gigantes. Mis miedos son cada vez más ‘reales’. Más ‘posibles’. Más temibles. Y poco puede hacer alguien por calmarme.
Porque cuando era una nena asustada, después o antes de explicarme; mamá prendía la luz. O abría la puerta del ropero. Y me mostraba una realidad tranquilizadora que desvanecía el peor de los sueños.
Ahora que somos grandes, nuestros miedos son más grandes. Tan grandes, que hasta mamá suele tenerlos.

miércoles, 18 de abril de 2007

Marina

Mi lugar en el mundo.
Mi palabra mágica.
Los colores y las formas que son llaves para la puerta blindada de mi alma.
Aquí la sal azul se filtra hasta la sangre, y el tronar del mar me acuna el pulso y las caderas.
Aquí me pierdo sin querer encontrarme.
Aquí la inmensidad me abisma y recupero la voz de enrredadera. El brillo. El aire. El vuelo sin equipaje.
Aquí, donde el tiempo con paso de gaviota se detiene mansamente.
Donde la arena atraviesa la frente hasta alcanzar el menudo instante en el que consigo olvidarme de mi nombre.
Donde todos mis recorridos acaban y comienzan.
Donde la piel y el cuerpo se diluyen. Se abren. Se disipan.
Y me confundo con éste horizonte en una sola danza.
Donde acaricio la luna con un soplo.
Donde desaparezco del mundo y sus miserias.
Donde todo tiene la simpleza de una gota de espuma, y en ésa gota se resume el mundo.

lunes, 16 de abril de 2007

sábado, 14 de abril de 2007

viernes, 13 de abril de 2007

Tribal

El único sonido aquí, es el latido originario. El compás secreto de la hormiga y el gérmen. De la sangre golpeando la conciencia hasta el aullido de fiera que no pretende ser domesticada. El tiempo, es aquí la ilusión de lo que fuimos o seremos. Pero mientras tanto, es la eternidad dormida sobre el pecho. La tela de la araña que no vemos. La única verdad, el fuego. El de afuera, reflejo del de adentro que me consume, me incendia, me atropella... Ingobernable. Inagotable. A veces llamarada soberbia y puro incendio. A veces de bracita que en soledad resiste la humedad y el viento. Pero siempre dandole luz y calor de abrazo a mis tormentos..

Asomado

Tiempo mío

miércoles, 11 de abril de 2007

La pájara pinta

Benedetti

Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero hoy me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en su escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
Mario Benedetti

Pez con hoja

El juego de las astrobiotas

La noche de las astrobiotas

lunes, 9 de abril de 2007

sábado, 7 de abril de 2007

Pensamientos que matan

Eres tu máximo dolor y no puedes evitarlo. Te destrozas. Te mutilas. Te comes una a una tus entrañas viscosas. Destripas cada uno de tus dulces sueños de niño. Tus futuros felices de sol y de uvas. Te ahogas como una plaga o una hierba venenosa. Te construyes un cerco blindado para que nadie pueda encontrarte, ni verte morir, ni tratar de salvarte. Sobre todo, un gran cerco que te separa de ti mismo. Solo. En la noche eterna, tu peor pesadilla en tiempo real, con tu mismo rostro unido al grito de espanto, al mismo tiempo torturador y torturado.

Salió de mi cabeza un

Todo acá, en la cabeza. Enmarcada en su cúpula de hueso, la inmensidad sin tiempo. Todas las llaves. Todos los misterios. El cielo. El infierno. Todas las posibilidades. Y todas las prisiones que consumen el cuerpo.

viernes, 6 de abril de 2007

De porcelana

Hay una mujer en mí que sigue peinándose cuando todo estalla en mil pedazos. Y que sueña con un infierno que no puede alcanzarla. Fuera del tiempo, del espacio, del entorno, de sí misma sigue con sus tareas insignificantes como si nada pasara. Se derrumban las historias. Se consume la posibilidad del futuro incierto. Estallan los días, las noches, los espejos. Estallan las salidas de emergencia, los caminos, las huellas. Estallan las visiones, los puños, los miedos. Se estrellan las miradas huecas de acero. Se rompen las esperanzas, los huesos muertos de ningún rescate.
Pero ella se peina.
Se le quiebra el pecho como una porcelana... pero ella se peina
y pretende seguir adelante.
Suspendida, ausente, perdida sin dolor. Mirando a los ojos sin ver el desastre en el que se ha convertido la vida que se estrella y vuela (como nunca antes pudo) en millares de chispas por un cielo de humo.

La siesta

Los viajes de Renata

En las noches despierto

Árbol

jueves, 5 de abril de 2007

El perfume del alma

.... con la fragilidad de un aroma conocido, algo dentro nuestro puede estallar hasta romper sus bordes ....