lunes, 30 de abril de 2007

Mientras nos miramos

Algo se desgarra.
Se quiebra.
Se desgrana en el silencio
inmenso
que nos separa.
Algo muere.
Y algo mata.
Por eso siempre somos nuevos después de cada encuentro.
Siempre otros debajo de la misma piel y el mismo rostro.
Pero estoy cansada y necesito una tregua.
Por eso trato de esconderme.
Porque todavía me queda un pelo de cordura. Un gramo de cuidados para darte.
Algún recuerdo que pretendo salvar.

La estrella

domingo, 29 de abril de 2007

Cortar los lazos. Quemar las naves. Mi golpe de gracia es quitarme de las relaciones que no pueden ser. Es sacar el cuerpo. El hoy. El perfume de tostadas y lluvia en la tierra. Es correrme sin despedirme del otro. Sin darle chance de rescate. Es alejarme de a poco, contemplar la muerte que cubre con su ceniza fresca y su alarido de ave de rapiña los sueños de un ayer desconcertado. Es quedarme a ver el cuerpo que se pudre. Es ver demaciado dolor y no poder hacer nada. Es mi solución final para cada nombre que no vale la pena recordar cada mañana al despertar sola como siempre. Es desenterrar cada germen. Bailar sobre mis huesos. Cuántas ausencias más podré soportar sin volver a acariciar la noche. Cuánto descuido dejaré pasar sin patear puertas con palabras de libertad. Cuánto más, no sé. Pero se acaba. Se seca. Sin remedio. Ni escándalo. Como si nada estuviera sucediendo.-

Astros

miércoles, 25 de abril de 2007

martes, 24 de abril de 2007

El recorrido

El recorrido suele ser circular. O mejor, espiralado.
De pronto una similitud fugaz, me atraviesa hasta confundirme.
Me encuentro con la misma situación repetida caleidoscópicamente al infinito. Con el mismo gesto en otro rostro. Con iguales palabras en bocas más breves. Con idénticos paisajes en otras geografías.
Y tiemblo.
O sonrío de manera cómplice al destino.
Pero si cierro los ojos para verme, tengo la certeza de que lo único que ha cambiado soy yo misma. Y es lo único que importa.
Mi paso es más seguro. Más claro. Menos errante. Más atento.
No es que sepa adónde quiero ir.
Es que sé quién soy y adónde no deseo volver.

domingo, 22 de abril de 2007

viernes, 20 de abril de 2007

La burbuja

Papelucho automático

Caigo sin querer sobre la brisa ciega que lo perdona todo, y aterrizo de frente entre sus palmas. No existen entonces ni golpes, ni melodramas. No existe ninguna sensación antigua. No hay peros ni te quieros ni golondrinas ni aplausos ni carrozas ni señales. Ahí entre los pelos más finos de los sueños calvos y ancianos, me espanto de la sangre congelada. De los párpados tiesos. De los huesos que quiebro con pies descalzos. No hay palabras. Ni calor. Ni nada que pueda cobijar de aquel infierno en que te espero sin creer que otra vez pueda sucedernos el invierno. Y arrollarnos sin pedir disculpas ni permiso. Y clavarnos de agujeros negros las idas y vueltas de éste y todos los instantes. Telón de fondo de la mañana que gira y me marea allá en la calle. Y acá el reloj tac tac bastón de ciego. Parpadeo del tiempo que no corre. Acá el aliento seco. Detenido. La gota de sed y sudor que baja por la espalda. El querer mirar sin ver lo que me hace callar en vos entes de pronunciar si quiera algún sonido. Sin mirarte tampoco, porque digo, tantas veces te miré y no pude verte. Distorsionado. Ajeno. Como sé que quizás sos, pero te desconozco en las derrotas. Bajando la cabeza blanca ante la gente. Te desconozco en ruinas y cobardía tibia o santa. En llamas. Pequeño y vulgar como cualquiera, equivocado, errante y sin voluntad de nada más que de dejarte llevar a donde decida el resto. Con las manos desechas y un orgullo rajado que apenas queda de aquel pasado brillante néctar. Lo lamento, no sé cómo llamarte, qué decirte solo puedo balbucear, hilar alguna sílaba sintiéndola cementerio y reír con ganas y pensar que no hay nada más atrás del ruido, los autos, los semáforos, apuros, distancias, clemencias, miserias, máscaras….tirá la tuya! Pero mantené el garbo. No voy a caer. No voy a salir corriendo, no voy a abrazarte lo sabés. Como cuando me quedé sin pasado y vos con toda tu desgracia cargada en la espalda. Y yo con tamaña libertad, con una vida en las manos y sin saber dónde ponerla. Dónde guardarla a salvo, dónde esconderla para que nadie me la vuelva a robar. Y ella ahí, queriendo soltarse, saltar las paredes, desatar los lazos y solo ser y ver, y vivir.

jueves, 19 de abril de 2007

Como de cuatro

A veces, me siento aterrada como si tuviera cuatro años. Con el mismo susto con que subía corriendo ésa escalera. Con el que miraba helada la oscuridad que se extendía más allá de los bordes de la hamaca. Con la respiración cortada y los ojos enormes para ver lo oculto en los espejos. Con el mismo temblor por dentro, y la misma parálisis por fuera.
Entonces, mamá explicaba que no existían los fantasmas. Que no había por qué temer. Que lo que creía ver, no era cierto.
Ahora lo imaginado cambió. Sé que no hay monstruos que vivan en las sombras. Ni cucos, ni gigantes. Mis miedos son cada vez más ‘reales’. Más ‘posibles’. Más temibles. Y poco puede hacer alguien por calmarme.
Porque cuando era una nena asustada, después o antes de explicarme; mamá prendía la luz. O abría la puerta del ropero. Y me mostraba una realidad tranquilizadora que desvanecía el peor de los sueños.
Ahora que somos grandes, nuestros miedos son más grandes. Tan grandes, que hasta mamá suele tenerlos.

miércoles, 18 de abril de 2007

Marina

Mi lugar en el mundo.
Mi palabra mágica.
Los colores y las formas que son llaves para la puerta blindada de mi alma.
Aquí la sal azul se filtra hasta la sangre, y el tronar del mar me acuna el pulso y las caderas.
Aquí me pierdo sin querer encontrarme.
Aquí la inmensidad me abisma y recupero la voz de enrredadera. El brillo. El aire. El vuelo sin equipaje.
Aquí, donde el tiempo con paso de gaviota se detiene mansamente.
Donde la arena atraviesa la frente hasta alcanzar el menudo instante en el que consigo olvidarme de mi nombre.
Donde todos mis recorridos acaban y comienzan.
Donde la piel y el cuerpo se diluyen. Se abren. Se disipan.
Y me confundo con éste horizonte en una sola danza.
Donde acaricio la luna con un soplo.
Donde desaparezco del mundo y sus miserias.
Donde todo tiene la simpleza de una gota de espuma, y en ésa gota se resume el mundo.

lunes, 16 de abril de 2007

sábado, 14 de abril de 2007

viernes, 13 de abril de 2007

Tribal

El único sonido aquí, es el latido originario. El compás secreto de la hormiga y el gérmen. De la sangre golpeando la conciencia hasta el aullido de fiera que no pretende ser domesticada. El tiempo, es aquí la ilusión de lo que fuimos o seremos. Pero mientras tanto, es la eternidad dormida sobre el pecho. La tela de la araña que no vemos. La única verdad, el fuego. El de afuera, reflejo del de adentro que me consume, me incendia, me atropella... Ingobernable. Inagotable. A veces llamarada soberbia y puro incendio. A veces de bracita que en soledad resiste la humedad y el viento. Pero siempre dandole luz y calor de abrazo a mis tormentos..

Asomado

Tiempo mío

miércoles, 11 de abril de 2007

La pájara pinta

Benedetti

Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero hoy me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en su escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
Mario Benedetti

Pez con hoja

El juego de las astrobiotas

La noche de las astrobiotas

lunes, 9 de abril de 2007

sábado, 7 de abril de 2007

Pensamientos que matan

Eres tu máximo dolor y no puedes evitarlo. Te destrozas. Te mutilas. Te comes una a una tus entrañas viscosas. Destripas cada uno de tus dulces sueños de niño. Tus futuros felices de sol y de uvas. Te ahogas como una plaga o una hierba venenosa. Te construyes un cerco blindado para que nadie pueda encontrarte, ni verte morir, ni tratar de salvarte. Sobre todo, un gran cerco que te separa de ti mismo. Solo. En la noche eterna, tu peor pesadilla en tiempo real, con tu mismo rostro unido al grito de espanto, al mismo tiempo torturador y torturado.

Salió de mi cabeza un

Todo acá, en la cabeza. Enmarcada en su cúpula de hueso, la inmensidad sin tiempo. Todas las llaves. Todos los misterios. El cielo. El infierno. Todas las posibilidades. Y todas las prisiones que consumen el cuerpo.

viernes, 6 de abril de 2007

De porcelana

Hay una mujer en mí que sigue peinándose cuando todo estalla en mil pedazos. Y que sueña con un infierno que no puede alcanzarla. Fuera del tiempo, del espacio, del entorno, de sí misma sigue con sus tareas insignificantes como si nada pasara. Se derrumban las historias. Se consume la posibilidad del futuro incierto. Estallan los días, las noches, los espejos. Estallan las salidas de emergencia, los caminos, las huellas. Estallan las visiones, los puños, los miedos. Se estrellan las miradas huecas de acero. Se rompen las esperanzas, los huesos muertos de ningún rescate.
Pero ella se peina.
Se le quiebra el pecho como una porcelana... pero ella se peina
y pretende seguir adelante.
Suspendida, ausente, perdida sin dolor. Mirando a los ojos sin ver el desastre en el que se ha convertido la vida que se estrella y vuela (como nunca antes pudo) en millares de chispas por un cielo de humo.

La siesta

Los viajes de Renata

En las noches despierto

Árbol

jueves, 5 de abril de 2007

El perfume del alma

.... con la fragilidad de un aroma conocido, algo dentro nuestro puede estallar hasta romper sus bordes ....

El alimento

La tierra de los sueños por cumplir

Danza verde

Díptico

Atada

Todo el cielo espera la libertad del espíritu.
Todo el tiempo se resume en tus pestañas.
Toda la magia se atraganta en las manos del pasado.
Lejos del mundo y sus atrasos me ato me desato y vuelvo a atarme.
Mientras pienso caigo en mil abismos que crecen y se multiplican como estrellas.
Simplemente me encierro en silencios eternos.
Entre dudas que se clavan en el fondo de los ojos ciegos.
Dudas que me agobian, me enroscan en los murmullos de aquellos viejos espectros desafiantes.
Me paralizan las palabras
los encuentros
las lágrimas que trago cuando miro y miro sus ojos,
o escruto las sombras y los muelles.