viernes, 12 de octubre de 2007

Preguntas

Qué diría de ésta posibilidad entre las rutas. Qué diría de lo que trato de encontrar aunque me asusta. De lo que queda. De lo que sueño. De las uvas que me crecen en el pelo. De las marcas que tallo y que desando. Imposible saberlo de cara a éste abismo sin final. Nunca se puede adivinar lo que va a salir de sus labios secos y gastados. Por más que uno lo recorra, lo olvide y lo halle, lo maldiga o lo adore en la distancia azul de tantas noches. Por más que lo borde y lo decore con mimo y con respeto. Por más que lo apuñale con furia por la espalda. O me ría en su cara con desprecio. O lo ame con riesgo y sin caricias. No hay cómo adivinar esa cabeza inquieta ni ese sentir que late con la misma simplicidad de un soplo chueco. Por eso uno quiere llegar para quedarse. Para que las preguntas nos asalten a su lado, y conocer el tono de cada palabra entre sus canas. Por eso uno lo maltrata. Lo insulta. Lo maldice. Porque si no lo hiciera, sabría que es casi dios y el universo. Y ningún ego resiste tanto peso.

1 comentario:

MeRiAdOx dijo...

Al final tienes razón... aunque sean dioses o diosas, no hay que demostrarles eso, porque su ego puede terminar aplstándonos...

Besos!