martes, 23 de octubre de 2007

la vida en blanco

En medio del río. A punto de saltar. Balanceándome en el borde exacto que decide de qué lado voy a caer ésta vez. Sin dejar nada importante atrás. Sin tener nada importante delante. Reuniendo fuerzas para la última rebelión de la fiera. Para el grito más profundo y sordo. Solo la cuerda en el aire, el cielo debajo de los pies y el abismo que se estrella en el estómago.

1 comentario:

Carlos Leiro dijo...

siempre es el estomago, el "recibidor" de abismos