miércoles, 23 de enero de 2008

La espina

Tenía la vida atravesada en plena garganta desde hace mucho. Desde que había aprendido de memoria los reflejos del agua y el olor de la sal. Algo estaba mal en el andar de su sombra. Peleada con lo que quería que fuera, no podía aceptar lo que era, y estaba ciega, como aturdida, dormida, entregada. Se había olvidado cómo gritar. Cómo reir con desparpajo y no de forma contenida. Es que podía haber sido perfecto. Conocía lo que ahora no tenía. Cuando se acercó por unos breves instantes a lo que quedó inconcluso, conoció lo inmenso, lo que traspasa la voluntad, lo que nos obliga a ser cada vez más nosotros mismos sin medida.

Las copas y el manjar

Dejó fuera el sol, aunque se colaba, insistente, por las rendijas del galpón abandonado. Y otra vez adivinó la frente, con más arrugas que antes, pero con ese resplandor que iluminaba. A veces, el contacto con el agua le recordaba el abrazo. El ruido de las nueces; el murmullo. El trajín de la calle que ignoraban, a tientas, entre los muebles. A veces, el ahogo en la garganta la hacía despertar de sus ensueños. Pero ya no quedaba llamada, ni cuerpo, en la anestesia del vacío total en que vivía. Lo conservaba como un pequeño santuario para su abismo. Donde nadie olía el perfume de un anís fuera de hora que se echó a perder en bellas copas. Donde nadie podía desenterrar dolores sellados por túneles y laberintos de barro. Y el sol haciendo fuerza por entrar, le trajo el estallido. El apuro y la delicia. Un chispear que crujía en el vientre del grillo de la siesta. Recordó unos gestos descuidados y la barca de nuez en que ella se acunaba mientras él gastaba su rutina de pasos apurados. Cuando el grillo calló, el hechizo la desencantó y recuperó sus miembros con un temblor. Entonces supo que conservar esas heridas para lamerlas en íntima soledad, era seguir atada. Seguir a tientas, mientras el sol brotaba entre las tablas de la puerta. Mirando el cielo de nubes, comprendió la distancia y olió, por primera vez, el campo que habitaba desde siempre.